19cuando partí los cinco panes para los cinco mil? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis?" "Doce", le dicen. 20"Y cuando partí los siete entre los cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de trozos recogisteis?" Le dicen: "Siete." 21Y continuó: "¿Aún no entendéis?" 22Llegan a Betsaida. Le presentan un ciego y le suplican que le toque. 23Tomando al ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, y habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntaba: "¿Ves algo?" 24Él, alzando la vista, dijo: "Veo a los hombres, pues los veo como árboles, pero que andan." 25Después, le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente y quedó curado, de suerte que veía de lejos claramente todas las cosas. 26Y le envió a su casa, diciéndole: "Ni siquiera entres en el pueblo." 27Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: "¿Quién dicen los hombres que soy yo?" 28Ellos le dijeron: "Unos, que Juan el Bautista 29Y él les preguntaba: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Pedro le contesta: "Tú eres el Cristo." 30Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él. 31Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. 32Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro se puso a reprenderle. 33Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: "¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres." 34Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 35Porque quien quiera salvar su vida, la perderá 36Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?