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Evangelio: Lucas 22,8-65.

8 y envió a Pedro y a Juan, diciendo: "Id y preparadnos la Pascua para que la comamos."
9 Ellos le dijeron: "¿Dónde quieres que la preparemos?"
10 Les dijo: "Cuando entréis en la ciudad, os saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro de agua
11 y diréis al dueño de la casa: "El Maestro te dice: ¿Dónde está la sala donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?"
12 Él os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta
13 Fueron y lo encontraron tal como les había dicho y prepararon la Pascua.
14 Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles
15 y les dijo: "Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer
16 porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios."
17 Tomó luego una copa, dio gracias y dijo: "Tomad esto y repartidlo entre vosotros
18 porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios."
19 Tomó luego pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: "Éste es mi cuerpo que se entrega por vosotros
20 De igual modo, después de cenar, tomó la copa, diciendo: "Esta copa es la nueva Alianza en mi sangre, que se derrama por vosotros.
21 "Mirad, la mano del que me entrega está aquí conmigo sobre la mesa.
22 Porque el Hijo del hombre se marcha según está determinado. Pero, ¡ay de aquel por quien es entregado!"
23 Entonces se pusieron a discutir entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer aquello.
24 Entre ellos hubo también un altercado sobre quién de ellos parecía ser el mayor.
25 Él les dijo: "Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar bienhechores
26 pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven y el que gobierna como el que sirve.
27 Porque, ¿quién es mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.
28 "Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas
29 yo, por mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí,
30 para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
31 "¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo
32 pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos."
33 Él dijo: "Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y la muerte."
34 Pero él contestó: "Te digo, Pedro, que antes de que hoy cante el gallo habrás negado tres veces que me conoces."
35 Y les dijo: "Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias, ¿os faltó algo?" Ellos dijeron: "Nada."
36 Les dijo: "Pues ahora, el que tenga bolsa que la tome, y lo mismo alforja, y el que no tenga, que venda su manto y se compre una espada.
37 Porque os digo que es necesario que se cumpla en mí esto que está escrito: Ha sido contado entre los malhechores. Porque lo que se refiere a mí toca a su fin."
38 Ellos dijeron: "Señor, aquí hay dos espadas." Él les dijo: "Basta."
39 Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos
40 Llegado al lugar les dijo: "Pedid que no caigáis en tentación."
41 Se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba
42 diciendo: "Padre, si quieres, aparta de mí esta copa
43 Entonces se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba.
44 Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra.
45 Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza
46 y les dijo: "¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en tentación."
47 Estaba todavía hablando cuando se presentó un grupo
48 Jesús le dijo: "¡Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre!"
49 Viendo los que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron: "Señor, ¿herimos a espada?"
50 Y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja derecha.
51 Pero Jesús dijo: "¡Dejad! ¡Basta ya!" Y tocando la oreja le curó.
52 Dijo Jesús a los sumos sacerdotes, a los jefes de la guardia del Templo y a los ancianos que habían venido contra él: "¿Como contra un salteador habéis salido con espadas y palos?
53 Estaba yo todos los días en el Templo con vosotros y no me pusisteis las manos encima
54 Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote
55 Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban sentados alrededor
56 Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y dijo: "Éste también estaba con él."
57 Pero él lo negó: "¡Mujer, no le conozco!"
58 Poco después le vio otro y dijo: "Tú también eres uno de ellos." Pedro dijo: "¡Hombre, no lo soy!"
59 Pasada como una hora, otro aseguraba: "Cierto que éste también estaba con él, pues además es galileo."
60 Le dijo Pedro: "¡Hombre, no sé de qué hablas!" Y en aquel mismo momento, cuando aún estaba hablando, cantó un gallo.
61 El Señor se volvió y miró a Pedro. Recordó Pedro las palabras que le había dicho el Señor: "Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces"
62 y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente.
63 Los hombres que le tenían preso se burlaban de él y le golpeaban.
64 Y, cubriéndole con un velo, le preguntaban: "¡Adivina! ¿Quién es el que te ha pegado?"
65 Y le insultaban diciéndole otras muchas cosas.




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