20Muchos de ellos decían: "Tiene un demonio y está loco. ¿Por qué le escucháis?" 21Pero otros decían: "Esas palabras no son de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrir los ojos de los ciegos?". 22Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. 23Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. 24Le rodearon los judíos, y le decían: "¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente."