23Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. 24Le rodearon los judíos, y le decían: "¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente." 25Jesús les respondió: "Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí 26pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. 27Mis ovejas escuchan mi voz 28Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. 29El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. 30Yo y el Padre somos uno." 31Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. 32Jesús les dijo: "Muchas obras buenas de parte del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?" 33Le respondieron los judíos: "No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios." 34Jesús les respondió: "¿No está escrito en vuestra Ley: Yo he dicho: dioses sois? 35Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la palabra de Dios - y no puede fallar la Escritura - 36a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: "Yo soy Hijo de Dios"? 37Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis 38pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre." 39Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos. 40Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes bautizando, y se quedó allí.