27Mis ovejas escuchan mi voz 28Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. 29El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. 30Yo y el Padre somos uno." 31Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. 32Jesús les dijo: "Muchas obras buenas de parte del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?" 33Le respondieron los judíos: "No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios." 34Jesús les respondió: "¿No está escrito en vuestra Ley: Yo he dicho: dioses sois? 35Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la palabra de Dios - y no puede fallar la Escritura - 36a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: "Yo soy Hijo de Dios"? 37Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis 38pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre." 39Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos. 40Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes bautizando, y se quedó allí. 41Muchos fueron a él y decían: "Juan no realizó ningún signo, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad." 42Y muchos allí creyeron en él.