5Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños." 6Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. 7Entonces Jesús les dijo de nuevo: "En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. 8Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores 9Yo soy la puerta 10El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia. 11Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. 12Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, 13porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. 14Yo soy el buen pastor 15como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. 16También tengo otras ovejas, que no son de este redil 17Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. 18Nadie me la quita 19Se produjo otra vez una disensión entre los judíos por estas palabras. 20Muchos de ellos decían: "Tiene un demonio y está loco. ¿Por qué le escucháis?" 21Pero otros decían: "Esas palabras no son de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrir los ojos de los ciegos?". 22Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. 23Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. 24Le rodearon los judíos, y le decían: "¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente." 25Jesús les respondió: "Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí 26pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. 27Mis ovejas escuchan mi voz 28Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. 29El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. 30Yo y el Padre somos uno." 31Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. 32Jesús les dijo: "Muchas obras buenas de parte del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?" 33Le respondieron los judíos: "No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios." 34Jesús les respondió: "¿No está escrito en vuestra Ley: Yo he dicho: dioses sois? 35Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la palabra de Dios - y no puede fallar la Escritura - 36a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: "Yo soy Hijo de Dios"? 37Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis 38pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre."