19y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano. 20Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. 21Dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. 22Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá." 23Le dice Jesús: "Tu hermano resucitará." 24Le respondió Marta: "Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día." 25Jesús le respondió: "Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá 26y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?" 27Le dice ella: "Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo." 28Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: "El Maestro está ahí y te llama." 29Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rápidamente, y se fue hacia él. 30Jesús todavía no había llegado al pueblo 31Los judíos, que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí. 32Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto." 33Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó 34y dijo: "¿Dónde lo habéis puesto?" Le responden: "Señor, ven y lo verás." 35Jesús derramó lágrimas. 36Los judíos entonces decían: "Mirad cómo le quería." 37Pero algunos de ellos dijeron: "Éste, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?" 38Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra.