38para que se cumpliera el oráculo pronunciado por el profeta Isaías: Señor, ¿quién dio crédito a nuestras palabras? Y el brazo del Señor, ¿a quién se le reveló? 39No podían creer, porque también había dicho Isaías: 40Ha cegado sus ojos, ha endurecido su corazón 41Isaías dijo esto porque vio su gloria y habló de él. 42Sin embargo, aun entre los magistrados, muchos creyeron en él 43porque prefirieron la gloria de los hombres a la gloria de Dios. 44Jesús gritó y dijo: "El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado 45y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. 46Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. 47Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. 48El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día 49porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar,