2Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. 3Vosotros estáis ya limpios gracias a la palabra que os he dicho. 4Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid 5Yo soy la vid 6Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca 7Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. 8La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos. 9Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros 10Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. 11Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado. 12Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. 13Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. 14Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. 15No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo 16No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca 17Lo que os mando es que os améis los unos a los otros. 18"Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. 19Su fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo 20Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros 21Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. 22Si yo no hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían pecado 23El que me odia, odia también a mi Padre.