12Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, le ataron 13y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suegro de Caifás, el sumo sacerdote de aquel año. 14Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un solo hombre por el pueblo. 15Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el atrio del sumo sacerdote, 16mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro. 17La muchacha portera dice a Pedro: "¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?" Dice él: "No lo soy." 18Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose. 19El sumo sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. 20Jesús le respondió: "He hablado abiertamente ante todo el mundo 21¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado 22Apenas dijo esto, uno de los guardias, que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: "¿Así contestas al sumo sacerdote?" 23Jesús le respondió: "Si he hablado mal, declara lo que está mal 24Anás entonces le envió atado al sumo sacerdote Caifás. 25Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: "¿No eres tú también de sus discípulos?" Él lo negó diciendo: "No lo soy." 26Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dice: "¿No te vi yo en el huerto con él?" 27Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo. 28De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua. 29Salió entonces Pilato fuera hacia ellos y dijo: "¿Qué acusación traéis contra este hombre?" 30Ellos le respondieron: "Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado." 31Pilato replicó: "Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley." Los judíos replicaron: "Nosotros no podemos dar muerte a nadie." 32Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba a morir. 33Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: "¿Eres tú el rey de los judíos?"