36el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador. 37Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador: 38yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga." 39Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: "Me ha dicho todo lo que he hecho." 40Cuando llegaron a él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. 41Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras, 42y decían a la mujer: "Ya no creemos por tus palabras 43Pasados los dos días, partió de allí para Galilea.