7Llega una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dice: "Dame de beber." 8Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice la mujer samaritana: 9"¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?" (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) 10Jesús le respondió: "Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva." 11Le dice la mujer: "Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo 12¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?" 13Jesús le respondió: "Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed 14pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna." 15Le dice la mujer: "Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla." 16Él le dice: "Vete, llama a tu marido y vuelve acá." 17Respondió la mujer: "No tengo marido." Jesús le dice: "Bien has dicho que no tienes marido, 18porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo 19Le dice la mujer: "Señor, veo que eres un profeta. 20Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar." 21Jesús le dice: "Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22Vosotros adoráis lo que no conocéis 23Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. 24Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad." 25Le dice la mujer: "Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo desvelará todo." 26Jesús le dice: "Yo soy, el que está hablando contigo." 27En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: "¿Qué quieres?" o "¿Qué hablas con ella?" 28La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: 29"Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?" 30Salieron de la ciudad e iban hacia él. 31Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: "Rabbí, come." 32Pero él les dijo: "Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis." 33Los discípulos se decían unos a otros: "¿Le habrá traído alguien de comer?" 34Les dice Jesús: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra. 35¿No decís vosotros: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega. Ya