28Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: "Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta 29Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado." 30Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora. 31Y muchos entre la gente creyeron en él y decían: "Cuando venga el Cristo, ¿hará más signos que los que ha hecho éste?" 32Se enteraron los fariseos que la gente hacía estos comentarios acerca de él y enviaron guardias para detenerle. 33Entonces él dijo: "Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros, y me voy al que me ha enviado. 34Me buscaréis y no me encontraréis 35Se decían entre sí los judíos: "¿A dónde se irá éste que nosotros no le podamos encontrar? ¿Se irá a los que viven dispersos entre los griegos para enseñar a los griegos?