5Es que ni siquiera sus hermanos creían en él. 6Entonces les dice Jesús: "Todavía no ha llegado mi tiempo, en cambio vuestro tiempo siempre está a mano. 7El mundo no puede odiaros 8Subid vosotros a la fiesta 9Dicho esto, se quedó en Galilea. 10Pero después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces él también subió no manifiestamente, sino de incógnito. 11Los judíos, durante la fiesta, andaban buscándole y decían: "¿Dónde está ése?" 12Entre la gente había muchos comentarios acerca de él. Unos decían: "Es bueno." Otros decían: "No, sino que engaña al pueblo." 13Pero nadie hablaba de él abiertamente por miedo a los judíos. 14Mediada ya la fiesta, subió Jesús al Templo y se puso a enseñar. 15Los judíos, asombrados, decían: "¿Cómo entiende de letras sin haber estudiado?" 16Jesús les respondió: "Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado. 17Si alguno quiere cumplir su voluntad, verá si mi doctrina es de Dios o hablo yo por mi cuenta. 18El que habla por su cuenta, busca su propia gloria 19¿No es Moisés el que os dio la Ley? Y ninguno de vosotros cumple la Ley. ¿Por qué queréis matarme?" 20Respondió la gente: "Tienes un demonio. ¿Quién quiere matarte?" 21Jesús les respondió: "Una sola obra he hecho y todos os maravilláis. 22Moisés os dio la circuncisión (no que provenga de Moisés, sino de los patriarcas) y vosotros circuncidáis a uno en sábado. 23Si se circuncida a un hombre en sábado, para no quebrantar la Ley de Moisés, ¿os irritáis contra mí porque he devuelto la salud plena a un hombre en sábado? 24No juzguéis según la apariencia. Juzgad con juicio justo." 25Decían algunos de los de Jerusalén: "¿No es a ése a quien quieren matar? 26Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido de veras las autoridades que este es el Cristo? 27Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es." 28Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: "Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta 29Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado." 30Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.