8 Y me dijo Yahveh: «¿Qué ves, Amós?» Yo respondí: «Una
plomada.» El Señor dijo: «¡He aquí que yo voy a poner plomada en medio
de mi pueblo Israel, ni una más le volveré a pasar!
9 Serán devastados los altos de Isaac, asolados los santuarios de Israel,
y yo me alzaré con espada contra la casa de Jeroboam.»
10 El sacerdote de Betel, Amasías, mandó a decir a Jeroboam, rey de
Israel: «Amós conspira contra ti en medio de la casa de Israel; ya no puede
la tierra soportar todas sus palabras.
11 Porque Amós anda diciendo: “A espada morirá Jeroboam, e Israel
será deportado de su suelo.”»
12 Y Amasías dijo a Amós: «Vete, vidente; huye a la tierra de Judá;
come allí tu pan y profetiza allí.
13 Pero en Betel no has de seguir profetizando, porque es el santuario
del rey y la Casa del reino.»
14 Respondió Amós y dijo a Amasías: «Yo no soy profeta ni hijo de
profeta, yo soy vaquero y picador de sicómoros.
15 Pero Yahveh me tomó de detrás del rebaño, y Yahveh me dijo: “Ve
y profetiza a mi pueblo Israel.”