2 Si fuerzan la entrada del seol, mi mano de allí los agarrará; ni suben
hasta el cielo, yo los haré bajar de allí;
3 si se esconden en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los
agarraré; si se ocultan a mis ojos en el fondo del mar, allí mismo ordenaré a
la Serpiente que los muerda;
4 si van al cautiverio delante de sus enemigos, allí ordenaré a la
espada que los mate; pondré en ellos mis ojos para mal y no para bien.
5 ¡El Señor Yahveh Sebaot...! el que toca la tierra y ella se derrite, y
hacen duelo todos sus habitantes; sube toda entera como el Nilo, y
baja
como el Nilo de Egipto.
6 El que edifica en los cielos sus altas moradas, y asienta su bóveda en
la tierra; el que llama a las aguas de la mar, y sobre la haz de la tierra las
derrama, ¡Yahveh es su nombre!
7 ¿No sois vosotros para mí como hijos de kusitas, oh hijos de Israel?
- oráculo de Yahveh - ¿No hice yo subir a Israel del país de Egipto, como a
los filisteos de Kaftor y a los arameos de Quir?
8 He aquí que los ojos del Señor Yahveh están sobre el reino pecador;
voy a exterminarlo de la haz de la tierra, aunque no exterminaré del todo a
la casa de Jacob - oráculo de Yahveh.
9 Pues he aquí que yo doy orden, y zarandearé a la casa de Israel entre
todas las naciones, como se zarandea con la criba sin que ni un grano caiga
en tierra.
10 A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, esos que
dicen: «¡No se acercará, no nos alcanzará la desgracia!»
11 Aquel día levantaré la cabaña de David ruinosa, repararé sus
brechas y restauraré sus ruinas; la reconstruiré como en los días de antaño,
12 para que posean lo que queda de Edom y de todas las naciones
sobre las que se ha invocado mi nombre, oráculo de Yahveh, el que hace
esto.