4 Verán su rostro y llevarán su nombre en la frente.
5 Noche ya no habrá; no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz
del sol, porque el Señor Dios los alumbrará y reinarán por los siglos de los
siglos.
6 Luego me dijo: «Estas palabras son ciertas y verdaderas; el Señor
Dios, que inspira a los profetas, ha enviado a su Ángel para manifestar a
sus siervos = lo que ha de suceder = pronto.
7 Mira, vengo pronto. Dichoso el que guarde las palabras proféticas de
este libro.»
8 Yo, Juan, fui el que vi y oí esto. Y cuando lo oí y vi, caí a los pies
del Ángel que me había mostrado todo esto para adorarle.
9 Pero él me dijo: «No, cuidado; yo soy un siervo como tú y tus
hermanos los profetas y los que guardan las palabras de este libro. A Dios
tienes que adorar.»