5 Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer Viviente que decía: «Ven».
Miré entonces y había un caballo negro; el que lo montaba tenía en la mano
una balanza,
6 y oí como una voz en medio de los cuatro Vivientes que decía: «Un
litro de trigo por denario, tres litros de cebada por un denario.
Pero no
causes daño al aceite y al vino.»
7 Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto Viviente que decía: