9 Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de
los
degollados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron.
10 Se pusieron a gritar con fuerte voz: «¿Hasta cuándo, Dueño santo y
veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin tomar venganza por nuestra sangre
de los habitantes de la tierra?»
11 Entonces se le dio a cada uno un vestido blanco y se les dijo que
esperasen todavía un poco, hasta que se completara el número de sus
consiervos y hermanos que iban a ser muertos como ellos.
12 Y seguí viendo. Cuando abrió el sexto sello, se produjo un violento
terremoto; y el sol se puso negro como un paño de crin, y la
luna toda
como sangre,