9 después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, deportó de Jerusalén a
Jeconías, a los príncipes, a los cerrajeros, a las autoridades y al
pueblo de la
tierra, llevándolos a Babilonia.
10 Se les decía: Ahí os enviamos dinero; comprad con él holocaustos,
sacrificios por el pecado e incienso; haced oblaciones y ofrendas
sobre el altar
del Señor Dios nuestro.
11 Rogad por la vida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y por la vida de
su hijo Baltasar, para que sean sus días como los días del cielo sobre la
tierra.
12 El Señor nos dará fuerzas e iluminará nuestros ojos para vivir a
la
sombra de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y a la sombra de su hijo Baltasar;
les serviremos largos días y hallaremos gracia a sus ojos.
13 Rogad también por nosotros al Señor Dios nuestro, porque hemos
pecado contra el Señor Dios nuestro, y todavía hoy no se ha retirado de
nosotros
el furor y la ira del Señor.
14 Y leed este libro que os mandamos para que hagáis lectura pública en la
Casa del Señor, el día de la fiesta y en días oportunos.