15 para que sepa toda la tierra que tú eres el Señor Dios nuestro y que tu
Nombre se invoca sobre Israel y sobre su raza.
16 Mira, Señor, desde tu santa Casa y piensa en nosotros; inclina, Señor, tu
oído y escucha;
17 abre, Señor, tus ojos y mira que no son los muertos en el seol, aquellos
cuyo espíritu fue arrancado de sus entrañas, los que dan gloria y justicia al
Señor,
18 sino el alma comada de aflición, el que camina encorvado y extenuado,
los ojos lánguidos y el alma hambrienta, esos son los que te dan gloria y
justicia,
Señor.
19 No apoyados en las obras justas de nuestros padres y de nuestros reyes
derramamos nuestra súplica de piedad ante tu rostro, oh Señor Dios nuestro.
20 Porque has descargado sobre nosotros tu furor y tu ira, como
habías
hablado por medio de tus siervos los profetas diciendo diciendo:
21 «Así dice el Señor: = Doblegad vuestra espalda, servid al rey de
Babilonia, = y os asentaréis en la tierra que yo di a vuestros padres.
22 Pero si no escucháis la invitación del Señor a servir al rey de Babilonia,