17 abre, Señor, tus ojos y mira que no son los muertos en el seol, aquellos
cuyo espíritu fue arrancado de sus entrañas, los que dan gloria y justicia al
Señor,
18 sino el alma comada de aflición, el que camina encorvado y extenuado,
los ojos lánguidos y el alma hambrienta, esos son los que te dan gloria y
justicia,
Señor.