24 Pero nosotros no escuchamos tu invitación de servir al rey de Babilonia,
y tú entonces ha cumplido tus palabras, pronunciadas por medio de tus siervos
los profetas: que los huesos de nuestros reyes y los huesos de
nuestros padres
serían sacados de sus sepulcros.
25 Y he aquí que efectivamente yacen = tirados por el suelo al calor del día
y al frío de la noche; = y ellos murieron en medio en medio de
atroces
sufrimientos,de hambre, de espada y de peste;
26 y la Casa sobre la que se invoca tu Nombre la has reducido al estado en
que se encuentra en este día, a causa de la maldad de la casa de Israel y de la
casa
de Judá.
27 Sin embargo has obrado con nosotros, Señor Dios nuestro, según toda tu
indulgencia y tu gran misericordia,
28 como habías hablado por medio de tu siervo Moisés, el día en que
le
ordenaste escribir tu Ley en presencia de los hijos de Israel, diciendo:
29 «Si no escucháis mi voz, esta misma grande, inmensa muchedumbre
quedará reducida a un pequeño número en medio de las naciones donde yo los
dispersaré.