25 Y he aquí que efectivamente yacen = tirados por el suelo al calor del día
y al frío de la noche; = y ellos murieron en medio en medio de
atroces
sufrimientos,de hambre, de espada y de peste;
26 y la Casa sobre la que se invoca tu Nombre la has reducido al estado en
que se encuentra en este día, a causa de la maldad de la casa de Israel y de la
casa
de Judá.
27 Sin embargo has obrado con nosotros, Señor Dios nuestro, según toda tu
indulgencia y tu gran misericordia,
28 como habías hablado por medio de tu siervo Moisés, el día en que
le
ordenaste escribir tu Ley en presencia de los hijos de Israel, diciendo:
29 «Si no escucháis mi voz, esta misma grande, inmensa muchedumbre
quedará reducida a un pequeño número en medio de las naciones donde yo los
dispersaré.
30 Pues bien sé que no me escucharán, porque es un pueblo de dura cerviz;
pero se convertirán en sus corazones en el país de su destierro;
31 y reconocerán entonces que yo soy el Señor su Dios. Yo les daré
un
corazón y unos oídos que oigan.
32 Y ellos me alabarán en el país de su destierro, se acordarán de
mi
nombre,
33 desistirán de su dura cerviz y de su perversa conducta acordándose de lo
que les sucedió a sus padres que pecaron delante del Señor.
34 Yo les volveré a la tierra que bajo juramento prometí a sus
padres, a
Abraham, Isaac y Jacob, y tomarán posesión de ella. Los multiplicaré y ya no
menguarán.
35 Y estableceré con ellos una alianza eterna de ser yo su Dios y ser ellos
mi pueblo, y no volveré a arrojar ya a mi pueblo Israel de la tierra que les
di.»