1 Señor omnipotente, Dios de Israel, mi alma en angustia, mi espíritu
abatido es el que clama a ti.
2 Escucha, Señor, ten piedad, porque hemos pecado ante ti.
3 Pues tú te sientas en tu trono eternamente; mas nosotros por
siempre
perecemos.
4 Señor omnipotente, Dios de Israel, escucha la oración los muertos
de
Israel, de los hijos de aquellos que pecaron contra ti: desoyeron ellos la voz
del
Señor su Dios, y por eso se han pegado a nosotros estos males.
5 No te acuerdes de las iniquidades de nuestros padres, sino acuérdate de tu
mano y de tu Nombre en esta hora.
6 Pues eres el Señor Dios nuestro, y nosotros queremos alabarte, Señor.
7 Para eso pusiste tu temor en nuestros corazones, para que invocáramos tu
Nombre. Queremos alabarte en nuestro destierro, porque hemos apartado
de
nuestro corazón toda la iniquidad de nuestros padres, que pecaron ante ti.
8 Aquí estamos todavía en nuestro destierro, donde tú nos dispersaste, para
que fuésemos oprobio, maldición y condenación por todas las
iniquidades de
nuestros padres que apartaron del Señor Dios nuestro.