41 Y no pueden ellos, que piensan, abandonar a sus dioses que no sienten
nada.
42 Las mujeres, ceñidas de cuerdas, se sientan junto a los casminos
quemando como incienso el salvado,
43 y, cuando una de ellas, solicitada por algún transeúnte, se acuesta con
él, reprocha a su vecina de no haber sido hallada digna como ella y de no haber
sido rota su cuerda.
44 Todo lo que se hace en honor de ellos es engaño. ¿Cómo, pues, se puede
creer o afirmar que son dioses?
45 Han sido fabricados por artesanos y orfebres, y no son cosa que lo que
sus artífices quieren que sean.