Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Baruc 6, 51-63

51 ¿A quién, pues, no parecerá evidente que no son dioses?

52 No pueden poner rey en un país, ni dar a los hombres la lluvia.

53 No saben juzgar sus pleitos, ni liberar y proteger al agraviado, porque
son incapaces; como cornejas son entre el cielo y la tierra.

54 Pues si llega a prender el fuego en la casa de esos dioses de
madera,
dorados y plateados, sus sacerdotes escaparán y se pondrán a salvo,
pero ellos
serán, como postes, presa de las llamas.

55 Tampoco pueden resistir a rey ni a ejército enemigo.
56 ¿Cómo pues, admitir o creer que son dioses?

57 Ni de ladrones y salteadores pueden defenderse estos dioses de madera,
plateados y dorados; aquéllos, más fuertes que ellos, les quitan el oro, la
plata y


la vestimenta que los recubre, y se van con ello, sin que los
dioses puedan
socorrerse a sí mismos.

58 De modo que es mucho mejor ser un rey que ostenda su poder, o
un
utensilio provechoso en una casa, del cual se sirve su dueño, que no estos
falsos
dioses; o una puerta en una casa, que guarda cuanto hay dentro de ella, que no
estos falsos dioses; o bien un poste de madera en un palacio, que no estos
falsos
dioses.

59 El sol, la luna y las estrellas, que brillan y tienen una
misión, son
obedientes:

60 igualmente el relámpago, cuando aparece, es bien visible; asimismo el
viento sopla en todo país;

61 las nubes, cuando reciben de Dios la orden de recorrer toda la tierra, la
ejecutan al punto; y el fuego, enviado de lo alto a consumir montes y bosques,
hace lo que se le ha ordenado.

62 Pero aquéllos no pueden compararse a ninguna de estas cosas, ni
en
presencia, ni en potentia.

63 Así que no se puede creer ni afirmar que sean dioses, puesto que no son
capaces de hacer justicia ni de proporcionar bien alguno a los hombres.