70 También a un espino en un huerto, en el que todos los pájaros se posan,
o a un muerto echado en lugar oscuro, se pueden comparar sus dioses de madera,
dorados y plateados.
71 Por la púrpura y el lino que se pudre encima de ellos,
conoceréis
también que no son dioses. Ellos mismos serán al fin devorados y
serán un
oprobio para el país.
72 Mucho más vale, pues, el hombre justo, que no tiene ídolos; él estará
lejos del oprobio.