3 El rey mandó a Aspenaz, jefe de sus eunucos, tomar de entre los
israelitas de estirpe real o de familia noble,
4 algunos jóvenes, sin defecto corporal, de buen parecer, instruidos en
toda sabiduría, cultos e inteligentes, idóneos para servir en la corte del rey,
con el fin de enseñarles la escritura y la lengua de los caldeos.
5 El rey les asignó una ración diaria de los manjares del rey y del vino
de su mesa. Deberían ser educados durante tres años, después de lo
cual
entrarían al servicio del rey.
6 Entre ellos se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que
eran judíos.
7 El jefe de los eunucos les puso nombres nuevos: Daniel se llamaría
Beltsassar, Ananías Sadrak, Misael Mesak y Azarías Abed Negó.
8 Daniel, que tenía el propósito de no mancharse compartiendo los
manjares del rey y el vino de su mesa, pidió al jefe de los eunucos permiso
para no mancharse.
9 Dios concedió a Daniel hallar gracia y benevolencia ante el jefe de
los eunucos.
10 Pero el jefe de los eunucos dijo a Daniel: «Temo al rey, mi señor;
él ha asignado vuestra comida y vuestra bebida, y si llega a ver
vuestros
rostros más macilentos que los de los jóvenes de vuestra edad, expondríais
mi cabeza a los ojos del rey.»
11 Daniel dijo entonces al guarda a quien el jefe de los eunucos había
confiado el cuidado de Daniel, Ananías, Misael y Azarías:
12 «Por favor, pon a prueba a tus siervos durante diez días: que nos
den de comer legumbres y de beber agua;
13 después puedes comparar nuestro aspecto con el de los jóvenes que
comen los manjares del rey, y hacer con tus siervos con arreglo a
lo que
hayas visto.»
14 Aceptó él la propuesta y les puso a prueba durante diez días.
15 Al cabo de los diez días se vio que tenían mejor aspecto y estaban
más rollizos que todos los jóvenes que comían los manjares del rey.
16 Desde entonces el guarda retiró sus manjares y el vino que tenían
que beber, y les dio legumbres.