18 El que tenía aspecto de hombre me tocó de nuevo y me reanimó.
19 Me dijo: «No temas, hombre de las predilecciones; la paz sea
contigo, cobra fuerza y ánimo.» Y, mientras me hablaba, me
sentí
reanimado y dije: «Hable mi Señor, porque me has confortado.»
20 Me dijo entonces: «¿Sabes por qué he venido donde ti? Y ahora
volveré a luchar con el Príncipe de Persia: cuando haya terminado, verás
que viene el Príncipe de Yaván.