30 A mí, sin que yo posea más sabiduría que cualquier otro ser
viviente, se me ha revelado este misterio con el solo fin de dar a conocer al
rey su interpretación y de que tú conozcas los pensamientos de tu corazón.
31 «Tú, oh rey, has tenido esta visión: una estatua, una enorme
estatua, de extraordinario brillo, de aspecto terrible, se levantaba ante ti.