42 Los dedos de los pies, parte de hierro y parte de arcilla, es que el
reino será en parte fuerte y en parte frágil.
43 Y lo que has visto: el hierro mezclado con la masa de arcilla,
es
que se mezclarán ellos entre sí por simiente humana, pero no se aglutinarán
el uno al otro, de la misma manera que el hierro no se mezcla con la arcilla.
44 En tiempo de estos reyes, el Dios del cielo hará surgir un reino que
jamás será destruido, y este reino no pasará a otro pueblo.
Pulverizará y
aniquilará a todos estos reinos, y él subsistirá eternamente:
45 tal como has visto desprenderse del monte, sin intervención de
mano humana, la piedra que redujo a polvo el hierro, el bronce, la arcilla, la
plata y el oro. El Dios grande ha dado a conocer al rey lo que ha de suceder.
Tal es verdaderamente el sueño, y su interpretación digna de confianza.»
46 Entonces el rey Nabucodonosor cayó rostro en tierra, se postró ante
Daniel, y ordenó que se le ofreciera oblación y calmante aroma.
47 El rey tomó la palabra y dijo a Daniel: «Verdaderamente vuestro
Dios es el Dios de los dioses y el señor de los reyes, el revelador de los
misterios, ya que tú has podido revelar este misterio.»
48 Y el rey confirió a Daniel un alto rango y le dio muchos y
magníficos regalos. Le hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia y
jefe supremo de todos los sabios de Babilonia.