9 Si no me dais a conocer el sueño, una misma será vuestra sentencia.
Habéis acordado entre vosotros decirme palabras mentirosas y falsas,
mientras cambian los tiempos. Por tanto, indicadme el sueño y sabré
que
podéis darme su interpretación.»
10 Los caldeos respondieron ante el rey: «No hay nadie en el mundo
capaz de descubrir lo que quiere el rey; y por eso mismo ningún rey, por
grande y poderoso que sea, pregunta jamás cosa semejante a ningún mago,
adivino o caldeo.
11 Lo que el rey pide es difícil, y nadie se lo puede descubrir al rey,
excepto los dioses; pero ellos no viven entre los seres de carne.»
12 Entonces el rey se enfureció terriblemente y mandó matar a todos
los sabios de Babilonia.
13 Promulgado el decreto de matar a los sabios, se buscó también a
Daniel y a sus compañeros para matarlos.
14 Pero Daniel se dirigió con palabras sabias y prudentes a Aryok, jefe
de la guardia real, que se disponía a matar a los sabios de Babilonia.
15 Tomó la palabra y dijo a Aryok, oficial del rey: «Por qué ha dado
el rey un decreto tan tajante?» Aryok explicó la cosa a Daniel,
16 y Daniel se fue a pedir al rey que se le concediese un plazo para
declarar al rey la interpretación.
17 Daniel regresó a su casa e informó del caso a sus compañeros
Ananías, Misael y Azarías,
18 invitándoles a implorar la misericordia del Dios del Cielo, acerca
de este misterio, a fin de que no se diese muerte a Daniel y a
sus
compañeros con el resto de los sabios de Babilonia.
19 Entonces el misterio fue revelado a Daniel en una visión nocturna.