11 y que aquél que no se postre para adorarla sea arrojado en el horno
de fuego ardiente.
12 Pues hay algunos judíos a quienes has encargado de la
administración de la provincia de Babilonia: Sadrak, Mesak y Abed Negó,
que no te hacen caso, oh rey; no sirven a tu dios ni adoran la estatua de oro
que has erigido.»
13 Ebrio de cólera, Nabucodonosor mandó llamar a Sadrak, Mesak y
Abed Negó, que fueron introducidos ante el rey.
14 Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: «¿Es verdad, Sadrak,
Mesak y Abed Negó, que no servís a mis dioses ni adoráis la estatua de oro
que yo he erigido?
15 ¿Estáis dispuestos ahora, cuando oigáis sonar el cuerno, el pífano,
la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de
música, a
postraros y adorar la estatua que yo he hecho? Si no la adoráis,
seréis
inmediatamente arrojados en el horno de fuego ardiente; y ¿qué dios
os
podrá librar de mis manos?»
16 Sadrak, Mesak y Abed Negó tomaron la palabra y dijeron al rey
Nabucodonosor: «No necesitamos darte una respuesta sobre este particular.