10 Yo contemplaba, en mi lecho, las visiones de mi cabeza. En esto,
un Vigilante, un santo, bajaba del cielo.
11 Con recia voz gritaba así: “Abatid el árbol, cortad sus ramas,
arrancad sus hojas, tirad sus frutos; váyanse las bestias de debajo de él, y
los pájaros de sus ramas.