15 «Tal es el sueño que he tenido yo, el rey Nabucodonosor. Tú,
Beltsassar, dime su interpretación, ya que ninguno de los sabios de mi reino
ha podido darme a conocer su interpretación; pero tú puedes, porque en ti
reside el espíritu de los dioses santos.»
16 Entonces Daniel, por sobrenombre Beltsassar, quedó un instante
aturdido y turbado en sus pensamientos. El rey tomó la palabra y
dijo:
«Beltsassar, no te turbe este sueño y su interpretación.»
Respondió
Beltsassar: «¡ Oh mi señor, sea este sueño para tus
enemigos y su
interpretación para tus adversarios!
17 Ese árbol que has visto, que se hizo grande y corpulento, cuya
altura llegaba hasta el cielo y que era visible en toda la tierra,
18 que tenía hermoso ramaje y abundante fruto, en el que había
alimento para todos, bajo el cual se cobijaban las bestias del campo
y en
cuyas ramas anidaban los pájaros del cielo,
19 eres tú, oh rey, que te has hecho grande y poderoso, cuya grandeza
ha crecido y ha llegado hasta el cielo, y cuyo dominio se extiende hasta los
confines de la tierra.
20 «En cuanto a lo que ha visto el rey: un Vigilante, un santo que
bajaba del cielo y decía: “Abatid el árbol, destruidlo, pero el
tocón y sus
raíces dejadlos en tierra, con ataduras de hierro y bronce, entre la hierba del
campo, y sea bañado del rocío del cielo y comparta la suerte con las bestias
del campo hasta que hayan pasado por él siete tiempos”,