2 Bajo el efecto del vino, Baltasar mandó traer los vasos de oro y plata
que su padre Nabucodonosor se había llevado del Templo de Jerusalén,
para que bebieran en ellos el rey, sus dignatarios, sus mujeres y
sus
concubinas.
3 Se trajeron, pues, los vasos de oro y plata tomados de la Casa
de
Dios en Jerusalén, y en ellos bebieron el rey, sus dignatarios, sus mujeres y
sus concubinas.
4 Bebieron vino y alabaron a sus dioses de oro y plata, de bronce y
hierro, de madera y piedra.
5 De pronto aparecieron los dedos de una mano humana que se
pusieron a escribir, detrás del candelabro, en la cal de la pared del palacio
real, y el rey vio la palma de la mano que escribía.
6 Entonces el rey cambió de color, sus pensamientos le turbaron, las
articulaciones de sus caderas se le relajaron y sus rodillas se
pusieron a
castañetear.