20 Pero habiéndose engreído su corazón y obstinado su espíritu hasta
la arrogancia, fue depuesto de su trono real, y se le quitó su gloria.
21 Fue expulsado de entre los hombres y su corazón se hizo semejante
al de las bestias; estuvo conviviendo con los onagros; se alimentó de hierba
como los bueyes, y su cuerpo fue bañado del rocío del cielo, hasta
que
reconoció que el Dios Altísimo domina sobre el reino de los hombres
y
pone en él a quien le place.
22 Pero tú, Baltasar, hijo suyo, no has humillado tu corazón, a pesar
de que sabías todo esto;