22 Vino y me habló. Dijo: «Daniel, he salido ahora para ilustrar tu
inteligencia.
23 Desde el comienzo de tu súplica, una palabra se emitió y yo he
venido a revelártela, porque tú eres el hombre de las predilecciones.
Comprende la palabra, entiende la visión:
24 Setenta semanas están fijadas sobre tu pueblo y tu ciudad santa
para poner fin a la rebeldía, para sellar los pecados, para expiar
la culpa,
para instaurar justicia eterna, para sellar visión y profecía, para
ungir el
santo de los santos.
25 «Entiende y comprende: Desde el instante en que salió la orden de
volver a construir Jerusalén, hasta un Príncipe Mesías, siete semanas
y
sesenta y dos semanas, plaza y foso serán reconstruidos, pero en la angustia
de los tiempos.
26 Y después de las sesenta y dos semanas un mesías será suprimido,
y no habrá para él... y destruirá la ciudad y el santuario el
pueblo de un
príncipe que vendrá. Su fin será en un cataclismo y, hasta el final, la guerra
y los desastres decretados.
27 El concertará con muchos una firme alianza una semana; y en
media semana hará cesar el sacrificio y la oblación, y en el ala del Templo
estará la abominación de la desolación, hasta que la ruina decretada
se
derrame sobre el desolador.»