15 Yo tomé, entre los jefes de vuestras tribus, hombres sabios y
experimentados, y los hice jefes vuestros: jefes de millar, de
cien, de
cincuenta y de diez, así como escribas para vuestras tribus.
16 Y di entonces esta orden a vuestros jueces: «Escucharéis lo que
haya entre vuestros hermanos y administraréis justicia entre un hombre y su
hermano o un forastero.
17 No haréis en juicio acepción de personas, escucharéis al pequeño lo
mismo que al grande, no tendréis miedo al hombre, pues la sentencia es de
Dios. El asunto que os resulte demasiado difícil, me lo remitiréis a mí, y yo
lo oiré.»
18 Yo os prescribí entonces todo lo que tenías que hacer.
19 Partimos del Horeb y fuimos por ese enorme y temible desierto que
habéis visto, camino de la montaña de los amorreos, como Yahveh nuestro
Dios nos había mandado, y llegamos a Cadés Barnea.
20 Yo os dije: «Ya habéis llegado a la montaña de los amorreos que
Yahveh nuestro Dios nos da.
21 Mira: Yahveh tu Dios ha puesto ante ti este país. Sube a tomar
posesión de él como te ha dicho Yahveh el Dios de tus padres; no tengas
miedo ni te asustes».
22 Pero todos vosotros os acercasteis a decirme: «Enviemos delante
de nosotros hombres para que exploren el país y nos den noticias sobre el
camino por donde hemos de subir y sobre las ciudades en que podemos
entrar.»
23 Me pareció bien la propuesta y tomé de entre vosotros doce
hombres, uno por tribu.
24 Partieron y subieron a la montaña; llegaron hasta el valle de Eskol
y lo exploraron.
25 Tomaron en su mano frutos del país, nos los trajeron, y nos
informaron: «Buena tierra es la que Yahveh nuestro Dios nos da.»