Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Deuteronomio 14, 8-28

8 Tampoco el cerdo, que tiene la pezuña partida y hendida, pero no
rumia; lo tendréis por impuro. No comeréis su carne ni tocaréis su cadáver.

9 De entre todo lo que vive en el agua, podéis comer lo siguiente: todo
lo que tiene aletas y escamas lo podéis comer.

10 Pero no comeréis lo que no tiene aletas y escamas: lo tendréis por
impuro.

11 Podéis comer toda ave pura,

12 pero las siguientes no las podéis comer: el
águila, el
quebrantahuesos, el águila marina,

13 el buitre, las diferentes especies de halcón,
14 todas las especies de cuervo,

15 el avestruz, la lechuza, la gaviota y las diferentes especies de
gavilanes,

16 el búho, el ibis, el cisne,

17 el pelícano, el calamón, el somormujo,

18 la cigüeña, las diferentes especies de garza real, la abubilla y
el
murciélago.

19 Tendréis por impuro todo bicho alado, no lo comeréis.
20 Podéis comer todo volátil puro.

21 No comeréis ninguna bestia muerta. Se la darás al forastero que
vive en tus ciudades para que él la coma, o bien véndesela a un extranjero.
Porque tú eres un pueblo consagrado a Yahveh tu Dios. No cocerás el
cabrito en la leche de su madre.

22 Cada año deberás apartar el diezmo de todo lo que tus sementeras
hayan producido en tus campos,

23 y, en presencia de Yahveh tu Dios, en el lugar que él haya elegido
para morada de su nombre, comerás el diezmo de tu trigo, de tu mosto y de
tu aceite, así como los primogénitos de tu ganado mayor y menor; a fin de
que aprendas a temer siempre a Yahveh tu Dios.

24 Si el camino es demasiado largo para ti, si no puedes transportarlo
porque el lugar elegido por Yahveh para morada de su nombre te cae
demasiado lejos, cuando Yahveh tu Dios te haya bendecido,


25 lo cambiarás por dinero, llevarás el dinero en tu mano e irás al
lugar elegido por Yahveh tu Dios;

26 allí emplearás este dinero en todo lo que desees, ganado mayor o
menor, vino o bebida fermentada, todo lo que tu alma apetezca.
Comerás
allí en presencia de Yahveh tu Dios y te regocijarás, tú y tu casa.

27 Y no abandonarás al levita que vive en tus ciudades, ya que él no
tiene parte ni heredad contigo.

28 Cada tres años apartarás todos los diezmos de tus cosechas de ese
año y los depositarás a tus puertas.