2 En esto consiste la remisión. Todo acreedor que posea una prenda
personal obtenida de su prójimo, le hará remisión; no apremiará a su
prójimo ni a su hermano, si se invoca la remisión en honor de Yahveh.
3 Podrás apremiar al extranjero, pero a tu hermano le concederás la
remisión de lo que te debe.
4 Cierto que no debería haber ningún pobre junto a ti, porque Yahveh
te otorgará su bendición en la tierra que Yahveh tu Dios te da en herencia
para que la poseas,
5 pero sólo si escuchas de verdad la voz de Yahveh tu Dios cuidando
de poner en práctica todos estos mandamientos que yo te prescribo hoy.
6 Sí, Yahveh tu Dios te bendecirá como te ha dicho: prestarás a
naciones numerosas, y tú no pedirás prestado, dominarás a
naciones
numerosas, y a ti no te dominarán.
7 Si hay junto a ti algún pobre de entre tus hermanos, en alguna de las
ciudades de tu tierra que Yahveh tu Dios te da, no endurecerás tu corazón ni
cerrarás tu mano a tu hermano pobre,
8 sino que le abrirás tu mano y le prestarás lo que necesite para
remediar su indigencia.
9 Cuida de no abrigar en tu corazón estos perversos pensamientos:
«Ya pronto llega el año séptimo, el año de la remisión», para mirar
con
malos ojos a tu hermano pobre y no darle nada; él apelaría a Yahveh contra
ti y te cargarías con un pecado.
10 Cuando le des algo, se lo has de dar de buena gana, que por esta
acción te bendecirá Yahveh, tu Dios en todas tus obras y en todas
tus
empresas.
11 Pues no faltarán pobres en esta tierra; por eso te doy yo este
mandamiento: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es
indigente y pobre en tu tierra.
12 Si tu hermano hebreo, hombre o mujer, se vende a ti, te servirá
durante seis años y al séptimo le dejarás libre.
13 Al dejarle libre, no le mandarás con las manos vacías;