3 que vaya a servir a otros dioses y se postre ante ellos, o ante el sol, la
luna, o todo el ejército de los cielos, cosa que yo no he mandado,
4 y es denunciado a ti; si, después de escucharle y haber hecho una
indagación minuciosa, se verifica el hecho y se comprueba que en Israel se
ha cometido tal abominación,
5 sacarás a las puertas de tu ciudad a ese hombre o mujer, culpables de
esta mala acción, y los apedrearás, al hombre o a la mujer, hasta
que
mueran.
6 No se podrá ejecutar al reo de muerte más que por declaración de
dos o tres testigos; no se le hará morir por declaración de un solo testigo.
7 La primera mano que se pondrá sobre él para darle muerte será la de
los testigos, y luego la mano de todo el pueblo. Así harás desaparecer el mal
de en medio de ti.
8 Si tienes que juzgar un caso demasiado difícil para ti, una causa de
sangre, de colisión de derechos, o de lesiones, un litigio cualquiera en tus
ciudades, te levantarás, subirás al lugar elegido por Yahveh tu Dios,
9 y acudirás a los sacerdotes levitas y al juez que entonces esté
en
funciones. Ellos harán una investigación y te indicarán el fallo de la causa.