6 No se podrá ejecutar al reo de muerte más que por declaración de
dos o tres testigos; no se le hará morir por declaración de un solo testigo.
7 La primera mano que se pondrá sobre él para darle muerte será la de
los testigos, y luego la mano de todo el pueblo. Así harás desaparecer el mal
de en medio de ti.
8 Si tienes que juzgar un caso demasiado difícil para ti, una causa de
sangre, de colisión de derechos, o de lesiones, un litigio cualquiera en tus
ciudades, te levantarás, subirás al lugar elegido por Yahveh tu Dios,
9 y acudirás a los sacerdotes levitas y al juez que entonces esté
en
funciones. Ellos harán una investigación y te indicarán el fallo de la causa.
10 Te ajustarás al fallo que te hayan indicado en este lugar elegido por
Yahveh, y cuidarás de actuar conforme a cuanto te hayan enseñado.
11 Te ajustarás a las instrucciones que te hayan dado y a la sentencia
que te dicten, sin desviarte a derecha ni a izquierda del fallo que te señalen.
12 Si alguno procede insolentemente, no escuchando ni al sacerdote
que se encuentra allí al servicio de Yahveh tu Dios, ni al juez, ese hombre
morirá. Harás desaparecer el mal de Israel.
13 Así todo el pueblo, al saberlo, temerá y no actuará más con
insolencia.
14 Si cuando llegues a la tierra que Yahveh tu Dios te da, la tomes en
posesión y habites en ella, dices: «Querría poner un rey sobre mí
como
todas las naciones de alrededor».
15 deberás poner sobre ti un rey elegido por Yahveh, y a uno de entre
tus hermanos pondrás sobre ti como rey; no podrás darte por rey a
un
extranjero que no sea hermano tuyo.
16 Pero no ha de tener muchos caballos, ni hará volver al pueblo a
Egipto para aumentar su caballería, porque Yahveh os ha dicho: «No
volveréis a ir jamás por ese camino.»
17 No ha de tener muchas mujeres, cosa que podría descarriar su
corazón. Tampoco deberá tener demasiada plata y oro.