18 Si un hombre tiene un hijo rebelde y díscolo, que no escucha la voz
de su padre ni la voz de su madre, y que, castigado por ellos, no por eso les
escucha,
19 su padre y su madre le agarrarán y le llevarán afuera donde los
ancianos de su ciudad, a la puerta del lugar.
20 Dirán a los ancianos de su ciudad: «Este hijo nuestro es rebelde y
díscolo, y no nos escucha, es un libertino y un borracho.»
21 Y todos los hombres de su ciudad le apedrearán hasta que muera.
Así harás desaparecer el mal de en medio de ti, y todo Israel, al
saberlo,
temerá.
22 Si un hombre, reo de delito capital, ha sido ejecutado y le has
colgado de un árbol,
23 no dejarás que su cadáver pase la noche en el árbol; lo enterrarás el
mismo día, porque un colgado es una maldición de Dios. Así no harás
impuro el suelo que Yahveh tu Dios te da en herencia.