22 Yahveh te herirá de tisis, fiebre, inflamación, gangrena, sequía,
tizón y añublo, que te perseguirán hasta que perezcas.
23 Los cielos de encima de tu cabeza serán de bronce, y la tierra de
debajo de ti será de hierro.
24 Yahveh dará como lluvia a tu tierra polvo y arena, que caerán del
cielo sobre ti hasta tu destrucción.
25 Yahveh hará que sucumbas ante tus enemigos: salido a su
encuentro por un camino, por siete caminos huirás de ellos, y serás
el
espanto de todos los reinos de la tierra.
26 Tu cadáver será pasto de todas las aves del cielo y de todas
las
bestias de la tierra sin que nadie las espante.
27 Yahveh te herirá con úlceras de Egipto, con tumores, sarna y tiña,
de las que no podrás sanar.
28 Yahveh te herirá de delirio, ceguera y pérdida de sentidos,
29 hasta el punto que andarás a tientas en pleno mediodía como el
ciego anda a tientas en la oscuridad, y tus pasos no llegarán a
término.
Estarás oprimido y despojado toda la vida, y no habrá quien te salve.
30 Te desposarás con una mujer y otro hombre la hará suya; edificarás
una casa y no la habitarás; plantarás una viña y no podrás disfrutar de ella.
31 Tu buey será degollado a tus propios ojos, y no podrás comer de él;
tu asno será robado en tu presencia, y no se te devolverá; tus ovejas serán
entregadas a tus enemigos, y no habrá quien te salve;
32 tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo; tus ojos
se
consumirán mirando todos los días hacia ellos, pero tus manos no
podrán
hacer nada.
33 El fruto de tu suelo y toda tu fatiga lo comerá un pueblo que no
conoces. No serás más que un explotado y oprimido toda la vida.
34 Y te volverás loco ante el espectáculo que verás con tus ojos.