31 Tu buey será degollado a tus propios ojos, y no podrás comer de él;
tu asno será robado en tu presencia, y no se te devolverá; tus ovejas serán
entregadas a tus enemigos, y no habrá quien te salve;
32 tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo; tus ojos
se
consumirán mirando todos los días hacia ellos, pero tus manos no
podrán
hacer nada.
33 El fruto de tu suelo y toda tu fatiga lo comerá un pueblo que no
conoces. No serás más que un explotado y oprimido toda la vida.
34 Y te volverás loco ante el espectáculo que verás con tus ojos.
35 Yahveh te herirá de úlceras malignas en las rodillas y en las
piernas, de las que no podrás sanar, desde la planta de los pies
hasta la
coronilla de la cabeza.
36 Yahveh te llevará a ti y al que hayas puesto sobre ti a una nación
que ni tú ni tus padres conocíais, y allí servirás a otros dioses, de madera y
de piedra.
37 Serás el asombro, el proverbio y la irrisión de todos los pueblos a
donde Yahveh te conduzca.
38 Echarás en tus campos mucha semilla y cosecharás poco, porque la
asolará la langosta.
39 Plantarás y cultivarás viñas, pero no beberás vino ni recogerás
nada, porque el gusano las devorará.
40 Tendrás olivos por todo tu territorio, pero no te ungirás de aceite,
porque tus olivos caerán.
41 Engendrarás hijos e hijas, pero no serán para ti, porque irán al
cautiverio.
42 Todos tus árboles y los frutos de tu suelo serán presa de los
insectos.
43 El forastero que vive junto a ti subirá a costa tuya cada vez
más
alto, y tú caerás cada vez más bajo.