2 Como lluvia se derrame mi doctrina, caiga como rocío mi palabra,
como blanda lluvia sobre la hierba verde, como aguacero sobre el césped.
3 Porque voy a aclamar el nombre de Yahveh; ¡ensalzad a nuestro
Dios!
4 El es la Roca, su obra es consumada, pues todos sus caminos son
justicia. Es Dios de la lealtad, no de perfidia, es justo y recto.
5 Se han pervertido los que él engendró sin tara, generación perversa y
tortuosa.
6 ¿Así pagáis a Yahveh, pueblo insensato y necio? ¿No es él tu padre,
el que te creó, el que te hizo y te fundó?
7 Acuérdate de los días de antaño, considera los años de edad en edad.
Interroga a tu padre, que te cuente, a tus ancianos, que te hablen.
8 Cuando el Altísimo repartió las naciones, cuando distribuyó a los
hijos de Adán, fijó las fronteras de los pueblos, según el número de los hijos
de Dios;
9 mas la porción de Yahveh fue su pueblo, Jacob su parte de heredad.
10 En tierra desierta le encuentra, en la soledad rugiente de la estepa.
Y le envuelve, le sustenta, le cuida, como a la niña de sus ojos.
11 Como un águila incita a su nidada, revolotea sobre sus polluelos,
así el despliega sus alas y te toma, y le lleva sobre su plumaje.
12 Sólo Yahveh le guía a su destino, con él ningún dios extranjero.
13 Le hace cabalgar por las alturas de la tierra, le alimenta de
los
frutos del campo, le da a gustar miel de la peña, y aceite de la dura roca,
14 cuajada de vacas y leche de ovejas, con la grasa de corderos;
carneros de raza de Basán, y machos cabríos, con la flor de los granos de
trigo, y por bebida la roja sangre de la uva.
15 Come Jacob, se sacia, engorda Yesurún, respinga, - te has puesto
grueso, rollizo, turgente -, rechaza a Dios, su Hacedor, desprecia a la Roca,
su salvación.
16 Le encelan con dioses extraños, le irritan con abominaciones.
17 Sacrifican a demonios, no a Dios, a dioses que ignoraban, a
nuevos, recién llegados, que no veneraron vuestros padres.
18 (¡Desdeñas a la Roca que te dio el ser, olvidas al Dios que te
engendró!)
19 Yahveh lo ha visto y, en su ira, ha desechado a sus hijos y a sus
hijas.
20 Ha dicho: Les voy a esconder mi rostro, a ver en qué paran. Porque
es una generación torcida, hijos sin lealtad.
21 Me han encelado con lo que no es Dios, me han irritado con sus
vanos ídolos; ¡pues yo también voy a encelarles con lo que no es pueblo,
con una nación fatua los irritaré!
22 Porque ha saltado fuego de mi ira, que quemará hasta las honduras
del seol; devorará la tierra y sus productos, abrasará los cimientos
de los
montes.
23 Acumularé desgracias sobre ellos, agotaré en ellos mis saetas.
24 Andarán extenuados de hambre, consumidos de fiebre y mala
peste. Dientes de fieras mandaré contra ellos, veneno de reptiles.
25 Por fuera la espada sembrará orfandad, y dentro reinará el espanto.
Caerán a la vez joven y doncella, niño de pecho y viejo encanecido.
26 He dicho: A polvo los reduciría, borraría su recuerdo de en medio
de los hombres,
27 si no temiera azuzar el furor del enemigo, y que lo entiendan al
revés sus adversarios, no sea que digan: «Nuestra mano prevalece, y no es
Yahveh el que hace todo esto.»
28 Porque es gente de consejo obtuso, y no hay inteligencia en ellos.