41 cuando afile el rayo de mi espada, y mi mano empuñe el Juicio,
tomaré venganza de mis adversarios, y daré el pago a
quienes me
aborrecen.
42 Embriagaré de sangre mis saetas, y mi espada se saciará de carne:
sangre de muertos y cautivos, cabezas encrestadas de enemigos.
43 ¡Cielos, exultad con él, y adórenle los hijos de Dios! ¡Exultad,
naciones, con su pueblo, y todos los mensajeros de Dios narren su fuerza!
Porque él vengará la sangre de sus siervos, tomará venganza de sus
adversarios, dará su pago a quienes le aborrecen y purificará el suelo de su
pueblo.
44 Fue Moisés y pronunció o oídos del pueblo todas las palabras de
este cántico, acompañado de Josué, hijo de Nun.
45 Cuando Moisés acabó de pronunciar estas palabras a todo Israel,
46 les dijo: «Estad bien atentos a todas estas palabras que hoy os doy
como testimonio. Se las prescribiréis a vuestros hijos, para que
cuiden de
poner en práctica todas las palabras de esta Ley.
47 Porque no es una palabra vana para vosotros, sino que es vuestra
vida, y por ella prolongaréis vuestros días en el suelo que vais a tomar en
posesión al pasar el Jordán.»
48 Yahveh habló a Moisés aquel mismo día y le dijo:
49 «Sube a esa montaña de los Abarim, al monte Nebo que está en el
país de Moab, frente a Jericó, y contempla la tierra de Canaán que yo doy
en propiedad a los israelitas.