13 Para José dijo: Su tierra es bendita de Yahveh; para él lo mejor de
los cielos: el rocío, y del abismo que reposa abajo;
14 lo mejor de los frutos del sol, de lo que brota a cada luna,
15 las primicias de los montes antiguos, lo mejor de los collados
eternos,
16 lo mejor de la tierra y cuanto contiene, y el favor del que mora en
la Zarza: ¡caiga sobre la cabeza de José, sobre la frente del elegido entre sus
hermanos!
17 Primogénito del toro, a él la gloria, cuernos de búfalo sus cuernos;
con ellos acornea a los pueblos todos juntos hasta los confines de la tierra.
Tales son las miríadas de Efraím, tales los millares de Manasés.
18 Para Zabulón dijo: Regocíjate, Zabulón, en tus empresas, y tú,
Isacar, en tus tiendas.
19 Convocarás a los pueblos en el monte, ofrecerán sacrificios de
justicia, pues gustarán la abundancia de los mares, y los tesoros ocultos en
la arena.
20 Para Gad dijo: ¡Bendito el que ensanchó a Gad! Echado está como
leona; ha desgarrado un brazo, y hasta una cabeza;
21 se quedó con las primicias, pues allí la porción de jefe le
estaba
reservada, y ha venido a la cabeza del pueblo: ha cumplido la
justicia de
Yahveh, y sus juicios con Israel.
22 Para Dan dijo: Dan es un cachorro de león, que se lanza desde
Basán.
23 Para Neftalí dijo: Neftalí, saciado de favor, colmado de
la
bendición de Yahveh, Oeste y Mediodía son su posesión.
24 Para Aser dijo: ¡Bendito Aser entre los hijos! Sea el favorito entre
sus hermanos, y bañe su pie en aceite.
25 Sea tu cerrojo de hierro y de bronce, y tu fuerza tan larga como tus
días.
26 Nadie como el Dios de Yesurún. que cabalga los cielos en tu
auxilio, y las nubes, en su majestad.
27 El Dios de antaño es tu refugio, estás debajo de los brazos eternos.
El expulsa ante ti al enemigo, y dice: ¡Destruye!
28 Israel mora en seguro; la fuente de Jacob aparte brota para un país
de trigo y vino; hasta sus cielos el rocío destilan.
29 Dichoso tú, Israel, ¿quién como tú, pueblo salvado por Yahveh,
cuyo escudo es tu auxilio, cuya espada es tu esplendor? Tus enemigos
tratarán de engañarte, pero tú hollarás sus espaldas.